Después de intentar ser artista y otras cosas, comencé a estudiar Trabajo Social y ahí mismo supe que eso era lo mío. Me gusta especialmente trabajar con niños, tratar de hacer algo para que ellos vivan mejor. Quizás porque tuve una infancia un poco dura. Mis padres trabajaban mucho y mis hermanos y yo pasábamos mucho tiempo solos. Nos cuidábamos entre nosotros, pero no fue fácil. Eso me hizo pensar “Yo no voy a hacerlo así” y crié a mi única hija con esmero y todo mi amor.

A veces me quita el sueño la preocupación por los muchachos que van creciendo y no avanzan como uno esperaba. En mi trabajo uno ve tantas cosas tristes que hay que armarse con todo para no derrumbarse, hasta uno se descuida a sí mismo por tratar de resolver las situaciones de los otros. Y sabes, puede ser que esas cosas de la vida me hayan hecho una coraza. Pero en verdad soy un corazón de melón, tengo una corteza dura aunque suavecita por dentro.

Así sea en uno que yo vea su resultado, ya me da fuerzas para seguir intentándolo. Verlos jugar, ir a la escuela, sanos, vestidos, y también ver a las mamás dedicándose más a cuidarlos o a las muchachas tomando conciencia de que deben estudiar y trabajar, me hace recordar por qué hago esto. 

Tuve una sola hija, en realidad tengo un montón, voy por ahí y todos me saludan, aquí en mi barrio todos me conocen. Además veo a mi nieta y se me levanta el ánimo. Ella es mi felicidad, se parece a mí, es estudiosa y es mi orgullo. Los hijos y los nietos se convierten en la razón de ser porque son la continuación de uno, los veo como la forma que uno tiene de trascender y dejar algo.

A los que están empezando a ser padres les digo que les den mucho amor a sus hijos porque ellos lo necesitan. El ser humano se forma desde que está en el vientre y desde ahí hay que cuidarlos. Y a las mujeres jóvenes que se cuiden, que estudien, que trabajen. A veces piensan que darle un hijo a un hombre las va a ayudar y eso no es así, lo que trae es más problemas. Tienen que ver por ellas mismas y echar pa’lante, para después poder formar a mejores personas.

Por todo esto pienso que si yo fuera un dulce sería un besito de coco, como los que yo hago ¡Claro! Con su harina que hace que las cosas crezcan, el melao que le pone el dulce, el limoncito que tiene el acidito de la vida y el coco que le pone el sabor. Besito de coco y corazón de melón ¡Esa soy yo!

Escritura:
Saymary Silva
Fotografía:
Camila Ayala
Lugar:
San Agustín, Caracas
Fecha:
8.6.2017
En mi trabajo uno ve tantas cosas tristes que hay que armarse con todo para no derrumbarse.
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