Innovar. Filosofía de vida

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195
Simón Antonio Parisca
Cerveza
Ligera
Pajarito
Ventana
Público
Carcajada
Casa
Buenas
Sudoku
Lugar de 1000 estrellas
Serie:

Me gustaría que la gente me recordara, sobre todo mis hijos, como yo recuerdo a mis padres. Tengo afortunadamente en mi ser, en mis afectos, en mi manera de entender la vida, esos dos modelos absolutamente claros, dos pilares de valores. Mi padre fue un hombre muy trabajador, transparente y vertical, y mi mamá era una mujer, como consecuencia de su historia personal, de un compromiso social y una solidaridad impresionante. Yo siento que esos dos elementos definieron mi forma de ser y lo siguen haciendo.

Mi mamá quedó huérfana a muy corta edad, vivió tiempos de privación extrema, pero un amigo de su abuelo Emilio Mauri, Simón Parisca, la rescató y la llevó con una familia. Años más tarde, al crecer, ella regresaría a la familia que la ayudó y allí conocería a mi papá, hace más de setenta años.

Creo que la historia de mi madre, sin ninguna duda, trascendió en mí. Hoy en día mi comprensión de la innovación como una cosa fundamentalmente humana más allá de la tecnología, se debe a esa conciencia de salir adelante a pesar de las dificultades. Eso marcó mi vida.

No soy de los que piensan: si no hubiera sido Ingeniero, quisiera ser bombero, o músico. He hecho lo que he querido. Soy mucho más un emprendedor social que un técnico. Empecé trabajando como ingeniero en la industria, y con el tiempo descubrí la innovación, que es el tema de mi trabajo, con el que fundé Eureka, una organización que promueve a emprendedores e innovadores de todo el país.

Después de graduarme, gracias a la determinación de mi papá que me consiguió una beca en una de las mejores universidades de Estados Unidos, tuve oportunidades que me abrieron las alas. Me di cuenta de que era capaz de hacer un trabajo sobresaliente, de dirigir equipos. Pero también pude conocer la gerencia autoritaria y controladora, una lógica que terminé rechazando por completo. Eso lo tuve en cuenta cuando empecé con Eureka.

El tema de la innovación llegó a mí como una revelación de mano de una de las mentes más brillantes de nuestro país, mi maestra, mi pana, Carlota Pérez. Con su teoría de las revoluciones tecnológicas me di cuenta de que yo había tenido muchas experiencias relacionadas con la innovación.

Creo que el proceso de la innovación puede ser una metáfora de la vida, en el sentido de que se trata de ensayar, ensayar y ensayar. Dar el primer paso hacia donde quieres ir, y a partir de ahí ver qué pasó, si todavía está tu objetivo en el mismo sitio o se movió, pero además de eso, si los resultados de ese primer paso no están en la dirección en la que tú quieres ir, entonces levantar la cabeza, redefinir y plantear el siguiente paso.

La innovación tiene como objetivo la generación de cambios, pero no puede terminar ahí, no puede terminar en que tenga más o menos éxito, lo importante es establecer la sostenibilidad de la práctica, entender qué es lo que cambia de verdad. Cambian dos cosas fundamentales: la realidad de tu organización, de tu contexto, pero también cambia lo que sabes, lo que aprendes. Tu realidad cambia desde el momento en que te propones generar algo nuevo, para bien o para mal, pero cambia.

La necesidad de trascendencia marca todo lo que he hecho. La pasión, la convicción y el compromiso son las características de un emprendedor, y en la vida tuve la fortuna de casarme con una mujer que comparte esos valores. Y ojo, no es que mi matrimonio siempre haya sido un lecho de rosas. Tuvimos crisis, como sucede con todas las parejas en algún momento. Pero pasó algo muy interesante. Tere y yo fuimos a una conferencia de un investigador sobre la atención a niños con problemas de aprendizaje, y él dijo una cosa que me marcó para toda la vida: “la diferencia entre la metodología nuestra y las metodologías convencionales para trabajar con niños con problemas de aprendizaje es que ellos se basan en lo patogenético, es decir, que ellos se focalizan en los elementos enfermos del pensamiento y diseñan modos de cómo atenderlos, y nuestra metodología es salutogenética, nos enfocamos en dónde están los aspectos positivos de la mente de esos niños para potenciarlos”. ¡Esa vaina para mí fue un descubrimiento! Dije: mi matrimonio es el mismo rollo, nosotros vivimos focalizados en lo que no somos, o en lo que yo quiero que tu seas, y no en lo que somos y lo que tenemos en común, lo que sí funciona en esta relación. Me di cuenta de que eso es verdad en todo. Ese día salimos de ese lugar hablando diferente.

Estoy en un momento de mi vida en el que deseo expansión, llevar todo lo que he aprendido a la gente joven, los que están empezando, a los que más les interese. En algún momento estaba ocupado en hacer crecer mi organización, enfocado en cosas operativas, pero estos años de más tranquilidad me han llevado a profundizar intelectualmente, claro, ahora tenemos el Internet que, ¡por Dios!, lo hace muy fácil. Y aunque ahora sea distinto a los tiempos de auge de Eureka, y me puedan decir “¿quién eres tú, gordo?”, voy a decir una barbaridad en términos de arrogancia: me siento muy convencido de que tengo un bagaje que puede ser útil, tengo cosas que enseñar, siento unas ganas enormes de dar clases.

Escritura:
Camila Lessire
Fotografía:
Chepina Hernandez
Lugar:
El Hatillo, Miranda
Fecha:
27.2.2018
La necesidad de trascendencia marca todo lo que he hecho. La pasión, la convicción y el compromiso son las características de un emprendedor.
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