Me gustaría ser papá, quiero tener mi propia familia. Debe ser bonito tener un hijo, quererlo mucho y consentirlo, nunca darle la espalda y apoyarlo para que salga adelante. Me gustaría tener por lo menos un hijo que sea futbolista como yo para compartir eso con él, ir a sus partidos y que no se sienta solo. 

Voy a ser así porque he visto a amigos del liceo y del barrio que andan en malos pasos, y yo creo que ellos lo hacen porque andan solos, a veces no tienen quien les dé consejos y toman malas decisiones. Se meten en bandas y no duran mucho, los matan rápido.

Una vez un amigo me quería dar un arma, quería que se la guardara. Me dijo: “Francisco, toma, guárdame esta pistola”. Y yo le dije: No, 'tás loco. Él ahorita está en malas juntas, se la pasa en la calle, con armas, robando. Yo no le digo nada porque me da miedo. Éramos amigos del liceo.

Quiero que mis hijos crezcan en un lugar seguro, que no haya malandros, porque… ¡¿San Blas?! San Blas, donde yo vivía, es un barrio peligroso. Al novio de mi hermana casi lo matan, no sé por qué, él tenía como 20 años. Yo lo que vi fue el disparo. En ese momento mi mamá estaba en la cocina haciéndome un tetero, y lo vi por la ventana. No vi a la persona, solo vi el arma, dispararon hacia adentro de la casa. 

Que yo prefiera el balón en vez de tener una pistola en la mano, es gracias a mi primo Winder, a mi mamá, que me aconsejaron, y a mis profesores, que me cuidan y me están preparando para hacer mi primer módulo de la Vinotinto.

En la escuela casi todos los días me portaba mal, llegaba con la ropa sucia, mi mamá me castigaba, a veces peleaba con mis compañeros, no hacía las tareas porque me daba flojera. Hoy soy uno de los 22 convocados para entrar a la Sub-15, sigo en el liceo y me gustan las matemáticas. Mi primo siempre me dice: “Primero la disciplina y el orden”. Si él no me hubiera metido en el deporte, ¿qué estaría haciendo?, tal vez sería un malandro, ni Dios lo quiera, o estuviera fumando droga, pero no fue así. 

Yo no jugaba fútbol, me gustaba era el básquet. Pero cuando tenía como diez años él me inscribió en San Blas, aquí en Petare, y ahí me apasioné. Ese equipo ya no está, el profesor se fue a Colombia. Después fui a un torneo de un equipo de Distrito y quedamos subcampeones en Valencia, y en esas salidas me vio el Deportivo Petare, que es mi familia ahorita. 

A mí me quieren muchos equipos en realidad, pero yo me quedo con el Deportivo Petare, es donde tengo mis amigos. Me gusta compartir con ellos, jugar en colectivo, me hace sentir seguro y acompañado. 

Cuando pienso en que puedo quedar en la Vinotinto siento que es un paso grande, y si hago mis cosas bien puedo graduarme con un equipo de por allá, por decir de Italia o de Brasil. Me veo como Tomás Rincón, quiero ser como él en todo, en su personalidad, su carrera futbolística, llegar a jugador de la Champions League. Él ha llegado a eso y no deja de ser una persona humilde.

Después de ser jugador y estudiar en la universidad, quiero ser entrenador. Me gustaría ser como mi profesor. Él es dedicado y se preocupa por todos. A veces le da de comer a niños que no tienen, les da una harina o un arroz para que lleven a su casa. 

Los padres a veces les dicen a sus hijos que vayan a pedir a la calle a ver quién les da, porque no tienen real, no tienen nada, son pobres. Lo he visto y por eso quiero hacer una fundación para darles becas a esos niños que no tienen a nadie, que viven en la calle, que tal vez nunca tuvieron ayuda de sus padres.

Yo he tenido a mi mamá, la que me crio, la persona más importante para mí. Ella siempre me apoya. A veces cuando pierdo, me dan ganas de llorar y ella me dice: “Francisco, siempre en alto, nunca agaches la cabeza”. También me dice que le eche pichón, que sea una buena persona, honesta. Le hago caso y entiendo que hay que dar el ejemplo con lo que uno es. 

A ella le voy a hacer honor jugando, echando pa’lante, cuidando bien a mis hijos y ayudando a otros niños para que tengan oportunidades como las estoy teniendo yo, para que se decidan por la pelota en vez de la pistola.

Escritura:
Saymary Silva
Fotografía:
Fernanda González
Lugar:
Petare, Caracas
Fecha:
16.5.2018
Quiero hacer una fundación para darles becas a esos niños que no tienen a nadie, que viven en la calle, que tal vez nunca tuvieron ayuda de sus padres.
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