Pescando lo posible en medio de lo imposible

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150
Jon Paul Rodríguez
Cerveza
Simple
Perro
Paraguas
Privado
Sonrisa
Mar
Buenas
Letras
Lugar de 1000 estrellas
Serie:

Éramos jóvenes, estudiantes de biología en la Universidad Central de Venezuela. Comenzamos ocho, para ser más exactos, seis, dos eran pareja de dos de los miembros del grupo. Recién llegados entramos al Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias, había dos grupos, los estudiantes de biología y los de computación. No nos quedamos por mucho tiempo porque cada grupo tenía sus propios objetivos. A los de biología nos movía el interés y la necesidad de divulgar la situación de nuestras especies amenazadas de extinción. Entonces decidimos fundar nuestro propio centro de divulgación, así nació Provita, hace 30 años.

El contacto con la naturaleza me viene de pequeño. Toda mi infancia la pasé acampando y pescando con mi familia en las costas de La Sabana. A mi papá le gustaba la naturaleza aunque era graduado de economista y trabajaba en un banco. Pero cuando llegaba a casa se transformaba en el hippie que llevaba por dentro, y se sacaba toda esa vestidura formal de oficinista y cada temporada de vacaciones largas nos escapábamos a esas costas que eran casi solitarias en esa época, entre el pueblo de La Sabana y Los Caracas.

Me gustaba irme de excursión, por horas. De esas escapadas traía pepas de zamuro o conchitas de erizos. A los nueve años yo me iba con un machete y mi carrete de pesca. De ese contacto me viene mi enganche con todo lo que concierne a la naturaleza. Con mi familia aprendí que la parte humana era tan importante como la natural. Siempre que llegábamos al pueblo, soltábamos todo y nos íbamos a acampar y compartir con la gente del pueblo.

En mi profesión, lo que hago y a lo que me dedico es con la intención de cambiar la conciencia del mundo, para que las cosas estén mejor. A veces el vehículo para lograr esto es influir sobre las políticas públicas y gubernamentales, nacionales e internacionales. Aspiraría a que siempre las decisiones que se tomen con respecto a la naturaleza sean consideradas a partir de trabajos de investigación bien fundamentados, con datos que se actualicen constantemente. Por esta razón nos hemos esmerado tanto en la sustentación de nuestras investigaciones que se traducen en El Libro Rojo. Este proyecto lo comenzamos Franklin Rojas y yo, en aquel entonces unos estudiantes del penúltimo semestre de biología. Nos dimos cuenta de que muchas de las especies amenazadas en el país no formaban parte de la lista roja, conocida mundialmente, sobre las especies en extinción. No había mucha información registrada, así que decidimos nosotros buscar esa información y registrarla apoyados en dos asesores principales y alrededor de 30 o 40 asesores especiales. Quisiera que las decisiones que tienen que ver con la naturaleza, en todo el mundo, tomen en cuenta el trabajo de El Libro Rojo, no digo que sea el único acercamiento a la naturaleza válido pero sí es el compendio de mucho esfuerzo por una esmerada investigación fundamentada en cada dato aportado. 

Me considero una persona que asume los cambios. Me he mudado miles de veces y no me causa ningún problema dejar lo que tenga que dejar atrás. Cuando era niño mi papá murió y, a pesar de que fue una experiencia muy dura hoy en día pienso que en ese momento entendí que ocurrió y que había que seguir adelante. Suelo reflexionar sobre eso y creo que forma parte de mi instinto; hay que seguir adelante. Mis colegas dicen que soy patológicamente optimista, tengo varias cartas de posibilidades bajo la manga. He fracasado muchas veces, pero me ha ido bien, si hay algo que descartar para seguir adelante lo hago, por eso sé que es posible. Me preocupo porque las personas a mi alrededor se sientan bien y me esmero porque eso se cumpla cada día en mi entorno.

Yo no creo que las circunstancias determinan lo que uno es o hace. Cuando alguien me dice que está atrapado en alguna circunstancia yo siempre le pregunto ¿qué es lo que tú quieres?, y, en función de eso que quieres muévete en esa dirección. Siempre me lo digo a mí mismo, es como una manera de enfatizar que el destino está en tus manos y no en las circunstancias, para poder salir de ese hueco donde uno esté en un momento dado, aun cuando sea difícil y doloroso, es posible salir. Yo soy científico y confío mucho en la evidencia, en sustentar las cosas, en lo tangible. En aquello que tenga o se pueda, de alguna manera, explicar. Y cuando algo es posible pese a todo, es así, es posible.

Escritura:
María Milián
Fotografía:
IniRod
Lugar:
Santa Eduvigis, Caracas
Fecha:
15.6.2017
Yo no creo que las circunstancias determinan lo que uno es o hace.
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