Mi mayor conquista es poder despertar cada día y salir a vivir. No es fácil, no hay un sentido lógico para mí de vivir, yo necesito encontrar ese sentido más allá de esa lógica. Quizás un sentido poético. El esfuerzo es tremendo. Encontrar ese sentido poético dentro de la cotidianidad no es algo que la vida te lo va a dar, tienes que enfocarte en el detalle y eso requiere entrenamiento. Pero también uno puede crear esos momentos. Pienso que cada quien construye sus paradojas aún en las peores circunstancias.
Estos tres años para mí han sido muy complicados para sostenerme y darle chance al tiempo para que haga su magia. En este momento, particularmente, no existe la misma emocionalidad de plantearme sueños. Quizás cuando se va madurando uno da paso a los sueños y comienzas a encontrar propósitos. Los propósitos son más conscientes, menos ingenuos, eso conlleva a una emocionalidad más o menos intensa, dependiendo del punto de vista de cada quien, sin embargo, la ingenuidad siempre hay que mantenerla. Yo siempre mantengo mi niño despierto.
Una de las cosas que aprendí en la vida es que la sanidad está en la diversidad. Yo creo en la diversidad.
Tengo mi pasión, devoción. Mi presente y futuro. ¿El pasado? No… el pasado me trae nostalgia.