La producción cultural es mi vocación y, aunque en algún momento fantaseé con irme a bailar salsa con Celia Cruz, si pudiera nacer de nuevo escogería, sin lugar a dudas, ser lo que soy en este momento.
El amor que siento por las artes me viene desde antes de nacer. Mis padres siempre estuvieron relacionados con el ámbito cultural y mi casa solía estar llena de artistas plásticos, poetas y escritores. Como buenos maracuchos, hacían sentir a todos como parte de la familia. Así viví desde los primeros años en mi Maracaibo natal hasta que nos mudamos a Caracas. Asistí a un colegio donde el teatro tenía gran importancia, practiqué un tiempo ballet y estuve en un coro.
Estudié Ciencias Políticas pero desde muy joven comencé a trabajar en investigación cultural. Cuando llegaron mis hermanas del exterior, donde cursaban sus estudios en danza, iniciaron la compañía Danza Hoy. Comencé a trabajar con ellas, por primera vez, como productora. Fue algo que surgió de forma natural, sentía que podía hacerlo muy bien. Es una vena que tienes dentro y cuando se activa, no hay marcha atrás. No hay nada que me guste más que estar detrás de las bambalinas.
Por fortuna, durante mi vida, siempre he hecho lo que me hace feliz. Sin embargo, no significa que no haya encontrado dificultades. Creo que en eso mi mamá fue una piedra angular para mí. Ella era de las que te empujaba y decía: ¡Dale!, que sí se puede. El gran legado que tuve de mis padres fue ese, la independencia y la capacidad para resolver.
Tengo una mentalidad sumamente práctica y, por más pequeño que sea el problema, de inmediato le busco una posible solución. De hecho, una de las cosas que más me costó cuando empecé a trabajar en la dirección del Centro Cultural Chacao fue quedarme sentada, al menor inconveniente ya estaba de pie para intentar arreglarlo.
Entre mis miedos está ser infiel a mis creencias, por lo que soy muy firme al momento de cumplir las metas que me propongo. Soy feliz con lo que hago, incluso tanto como lo fui en mi Maracaibo querido, el lugar donde, por primera vez, conocí la libertad.