Me enamoré en Caracas, de Antonio. Me casé con él por la iglesia. Los fines de semana yo los tenía libres, y en una de esas fiestecitas de los fines lo conocí. Tuvimos unos morochitos. Ese fue mi primer parto y todo iba bien. Pero cuando yo estaba embarazada de mi niña, él empezó a maltratarme. Entonces, yo decidí irme y no me arrepiento de nada. Una tiene que tomar la decisión y decir hasta aquí, no más. Me fui con mis niños solita a echar pa’lante.

A los trece años me vine a Caracas, desde Barinas, a trabajar con Juan Vicente Castillo y su esposa. Con ella aprendí a planchar, cocinar y hacer muchas cosas. Ellos me apoyaron mucho. Yo, toda la vida he trabajado. Me gusta ganarme las cosas por mí misma. Soy de esa clase de personas que no le gusta agarrar lo que no es suyo. Y como sé trabajar, me fui con mis niños pequeños solita y sin miedo. He sido papá y mamá. Ellos han estudiado, y hasta llegaron a la universidad, con eso te digo todo. 

Sin embargo, a uno de mis hijos me lo mataron pero la vida me ha entregado a otros niños para criar, el hijo de mi cuñado y una nietecita, la hija de mi niño que falleció. Hay que seguir luchando por los otros hijos, los que todavía tengo en la Tierra.

Mientras uno tenga dos manos y dos pies y así no los tengas. Mientras tenga voluntad, uno trabaja. ¡Qué es eso de dejarse maltratar por los hombres!, ni por nadie, ninguna mujer se lo puede permitir, como mujer, una no necesita depender de nadie. Ni tener que andar pidiendo en las calles, qué es eso. Yo, cuando veo a tantas mujeres con sus muchachitos encima pidiendo por las calles, eso no me parece. Mira, yo quisiera que muchas mujeres salieran adelante, que luchen por sus hijos. Yo, sé lo que es pasar hambre y trabajo. Una puede lavar, planchar. ¡Y si tienes que limpiar, limpias! Si todo se hace con amor y se cuida el trabajo que te da de comer no pasas necesidades y si un día te acuestas sin comer, acuéstate tranquilo y feliz. Piensa que mañana vas a conseguir comer y mucho. Eso siempre me ha pasado y te lo digo, es así, al día siguiente he conseguido comida y bastante. Por nada abandono a mis hijos, mamá me entregó de pequeña a una tía, llevo su nombre. Una tiene que luchar por sus hijos, eso es algo tan bonito.

A mí me gusta aprender, yo lloraba cuando mamá no me podía llevar al colegio. Lloraba bastante porque me gusta aprender. Aprendo rápido. Si hubiese seguido estudiando sería enfermera. Pero igual cuando alguien me necesita, si tengo que cuidarlo, yo voy, es que si no lo hago me siento mal. Me gusta cuidar a la gente, ayudar, y si en eso puedo trabajar también yo, lo aprendo rápido. Con decirte que estoy aprendiendo el inglés, ahí voy.

Yo todavía tengo sueños. Voy más allá de las cosas. Me gusta descubrir. Espero lograr tener mi propio negocio de comida, con mi trabajo y ahorrando de eso tengo un cuentecito. Es que me gusta mucho la cocina. Y lo hago muy bien. Cocino muy rico y rápido, eso sí te digo, soy rápida con lo que hago, pero todo me queda perfecto, porque lo hago con amor y cuido todo, estoy pendiente. Me gusta inventar. Preparar nuevos platos cada día y por mí misma. Me pongo contenta cuando me dicen: “¡negra, qué rico estaba la comida!”. Eso me da tanta alegría. Y me hace muy feliz que las personas queden contentas con lo que yo hago.

Algún día Dios tiene que ver todas las acciones que he hecho.

Escritura:
María Milián
Fotografía:
Natasha Lashly
Lugar:
Country Club, Caracas
Fecha:
3.2.2017
Mientras uno tenga dos manos y dos pies y así no los tengas. Mientras tenga voluntad, uno trabaja.
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