La música es mi centro. Es mi manera de decirles a los demás cómo se siente estar en estos zapatos. Soy multifacética. Por un lado, eso es chévere, pero por otro lado, estar en estos zapatos con tantas ideas dando vueltas en mi cabeza, es fuerte. A veces me siento tan agobiada, no puedo dormir, me levanto y me pongo a pintar o a componer una canción con mi guitarra, siempre estoy inventando alguna vaina. Ideas que se construyen en mi cabeza y tengo que saltar de la cama porque no me dejan dormir.
He hecho de todo. Cuando me tocó trabajar como moto-taxista me dije: bueno negra, aprende a amar el trabajo que estás haciendo para que la vaina funcione. Esa actitud es la que me ha ayudado a no quedarme en el aparato y salir adelante con lo que venga.
Yo puedo decir que tengo una familia especial. Cada rincón de mi casa ha sido construido por el amor de mis padres, ellos nos han enseñado lo importante que es la familia. Cuando uno cumple años te levantan con serenata, te traen el desayuno a la cama. Igual hacemos el día del padre y de la madre. Tratamos de comer en familia, por lo menos el domingo es fijo, ellos son lo más importante que tengo. Mis padres son increíbles, me moriría de perderlos así como de causarles algún dolor. Lo que son ellos, mi pareja y Chicho, mi perrito salchicha que se parece al de Toy Story, mis comiquitas favoritas, son los seres que componen mi vida.
Ahora salgo de Venezuela, voy en búsqueda de lograr hacer realidad mi meta: poder vivir de mi arte. La música absorbe más del 50% de lo que yo soy, todo el que me ve sabe que soy músico, lo llevo tatuado en uno de mis brazos así como está tatuado en mi alma. Soy músico.