Si yo no hubiese seguido mi vocación no habría sido feliz. Hoy en día me siento completamente en paz con lo que hago. Cuando tú estás en paz contigo mismo la felicidad viene por añadidura.

Cuando empiezas a tener una especie de diálogo contigo mismo se clarifica en tu interior cuál es tu vocación. Sientes como una especie de llamado del espíritu. Comprendes, de una manera más sincera, más tuya, cuál es tu vocación. Descubrí que mi vocación es la plástica, la pintura, al mismo tiempo, la posibilidad de dialogar a otro nivel.

Me siento un hombre libre, un libre pensador. Creo en los valores universales de la vida, principios como: la familia, el respeto al otro, la convivencia, valores morales. Pero no me toques el tema religioso, no creo en las instituciones religiosas, las respeto, pero a ninguna me aboco.

Nací en Punto Fijo, Estado Falcón. Dicen que la patria es la infancia, es el lugar donde nacen las primeras experiencias mágicas para todos. La infancia. Es un universo primordial, los primeros pasos. Es el núcleo para desarrollar una labor, una obra, sea plástica, literatura, etc. Es como la referencia emocional, la referencia histórica, están contenidas ahí en la infancia.

Me vine a Caracas de la manera más aventurera, saliendo de bachillerato me vine rumbo a la capital. Las primeras semanas tuve como un choque sicológico pues era adaptarme a otro ritmo de vida, salir de mi casa, comenzar a vivir solo. Tenía 17 años, fue todo un proceso.

Estudié en la Cristóbal Rojas. Esta escuela tenía como característica que te encontrabas con personas de todas partes del país, así como cualquiera otra escuela o academia importante de la capital, era como un filtro natural a diferentes vocaciones. Yo me debatía entre la lucha por sobrevivir, económicamente, y, por adaptarme a la escuela de arte.

Cada vez que estoy trabajando en la plástica siento que estoy dialogando a otro nivel. Puedo escuchar mi propia voz y de esta manera me comunico con las demás personas, a través de mis obras. En esos momentos, cuando estoy creando, siento que entro en otra dimensión. Es lo que marca en mí la diferencia y me saca de lo común. Vivir un poco más allá de lo común es lo que me hace vivir en paz. A mí me desagrada la gente que camina porque ve a los demás caminar, la gente que no está conectada con la realidad de la vida, que no puede ser capaz de ver más allá de la vida, esas cosas que te elevan.

Escritura:
María Milián
Fotografía:
Susana León
Lugar:
Colinas de Bello Monte, Caracas
Fecha:
6.2.2016
Dicen que la patria es la infancia, es el lugar donde nacen las primeras experiencias mágicas para todos.
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