Soy totalmente apasionado en todo lo que hago, hasta en las cosas más tontas. Si voy a cocinar o a hacer un avioncito de papel, hay un entusiasmo por hacerlo lo mejor posible, optimizarlo e inventar algo nuevo.
Y eso fue lo más valioso que encontré en la burbuja de alegría que es el Impact Hub Caracas: donde hay muchas personas que como yo aman lo que hacen. Personas que, como todo emprendedor, están conscientes de que cometemos muchos errores antes de acertar, pero que se adaptan a los cambios y siempre brindan una mano amiga.
El convivir con otros emprendedores y aprender de ellos me mostró lo importante que es juntar a las personas buenas; porque separadas hacen un impacto, pero juntas hacen una explosión poderosísima.