El gusto por la mecánica industrial siempre ha estado presente en mi vida. Desde pequeño creaba cosas; inventaba carreteras, puentes, carros. Incluso, a los once años, construí una escopeta que hice explotar. Sin embargo, tiempo después, el amor por la conservación se manifestó cuando empecé a trabajar en un archivo histórico y aprendí a encuadernar. Desde ese entonces, ambas cosas han convivido dentro de mi ser.
Estudié Ingeniería Mecánica y, en Madrid, me gradué en Conservación de Libros y Papeles. Hice varias especializaciones en el exterior sobre preservación, hasta que aterricé de nuevo en Caracas y me instalé en este taller en el que ya llevo 25 años. Comencé solo, junto a un escritorio. Luego llegaron varios muchachos que querían aprender sobre mi trabajo y así fuimos creciendo.
Llevo más de 50 proyectos terminados y he formado a más de 300 jóvenes. Yo vivo y sueño todos los días con la conservación de patrimonio y la aplico, no solo a un libro o a una obra de arte, sino a todas las áreas de la vida. Enseñar también ha sido parte importante de mi desarrollo profesional y lo he hecho constantemente, en cada proyecto que emprendo.
Cuando logro desarrollar una idea siento gran felicidad, no es tarea fácil llevar a buen término lo que uno desea. En verdad disfruto todo lo que hago, fuera o dentro del trabajo. Para mí, diseñar e inventar es como jugar y, aunque no me dedico a la ingeniería mecánica, la aplico diariamente. En mi casa tengo un montón de libretas regadas donde dibujo todo lo que me viene a la mente. Ahora trabajo en construir unos juguetes de madera para mis nietos, el proceso ha sido muy divertido.
No me gustaría perder mi curiosidad infantil. La del niño que creció en Turmero montado en matas de mango y níspero, que junto a sus diez hermanos corría hacia el patio de la casa para bañarse bajo la lluvia apenas llegaba el olor a tierra mojada. Aquel que le daba forma a las ideas de su cabeza con los materiales que tenía a la mano. Y, aunque ya la barba se me tiñó de blanco, espero nunca dejar de jugar.