Empecé en la música desde pequeñita, yendo a conciertos donde participaban mis primos, fui a varios y me gustó. A los ocho años mi tía me inscribió, y de ahí hasta el sol de hoy. Inclusive en la universidad estudié Educación Musical.
Estudiando en la universidad tuve que separarme un poco de la música, por el tema económico. Entonces comencé a trabajar en el Metro de Caracas. Aprendí a manejar Metrobús y trenes ¡jamás me lo hubiese imaginado en mi vida!, ya tengo ahí ocho años, todavía sigo, pero estoy en paralelo con las dos cosas.
En el Metro conocí gente totalmente distinta a lo que yo estaba acostumbrada, si alguien no llevaba comida y el otro sí, todos compartían de un solo pote, tienen esa cosa humana. A pesar de que no tengan los recursos tienen más calidez que alguien que sí tenga muchos recursos. Actualmente sigo en la orquesta y soy madre, tengo una hija de año y medio, pero también estoy en el Metro porque ahorita, con la situación, hay que trabajar de todo.
Mi hija es la mejor experiencia del mundo. Siempre estoy pendiente de cuidarla, de llevarle sus cosas, por eso tengo un trabajo aquí, un trabajo allá, buscando el sustento junto a mi esposo.
Yo no me crié ni con mi mamá, ni con mi papá, a mí me criaron mi abuela y mi tía. Siento que ellas nos dieron a mis hermanos y a mí lo que necesitábamos en ese momento para salir adelante, pero siempre hace falta esa figura de mamá y papá. Yo me preguntaba por qué ellos no estaban, pero después pensaba: bueno, pero está mi abuela que me cuida. Ya grande conocí a mi mamá. Ahorita ella y yo tenemos una mejor relación, aunque al principio me costó y todavía no me acostumbro a decirle “mamá”, es que nunca hubo ese vínculo. Por eso a mi hija le quiero dar todo lo que yo no tuve.
En la orquesta siempre estamos juntos. Hace poco tuve una emergencia con mi hija, íbamos a empezar un concierto y tuve que salir corriendo a la clínica. Ellos me ayudaron con todo. Yo digo que más que una orquesta, nosotros nos convertimos en una familia porque pasamos tanto tiempo juntos y nos apoyamos los unos a los otros en lo que podemos.
Elegí al cello como mi instrumento porque es muy romántico, muy apasionado, su sonido es muy agradable al oído. Una melodía bien tocada es bellísima.
Creo que así sea estando viejita, y a lo mejor los dedos no me den, me pondré a tocar mi cello. He tenido altas y bajas con el instrumento, pero ya no creo que lo vaya a dejar, a lo mejor me distancie por un tiempo, uno nunca sabe, pero no me gustaría hacerlo, es mi lugar de desahogo.