Estudié en un colegio de puras niñas. Esa particularidad me hizo identificar y reconocer algo muy importante en ese momento que ha sido determinante en mi vida, y es la capacidad que teníamos las niñas de asumir liderazgos, muchas veces no nos damos cuenta de esas capacidades en colegios mixtos donde, por lo general, son los varones los que asumen dicho rol. Por eso para mí el empoderamiento femenino me ha acompañado a lo largo de toda mi carrera profesional.

Yo me muevo en una industria que cambia todo el tiempo, tal como ha sido mi vida, un constante cambio. Todo lo he construido con mi trabajo y esfuerzo. Cada cosa que hago la valoro mucho. He pasado por procesos muy duros, durante mi niñez y la adolescencia. Una relación difícil con mi mamá, su enfermedad y su muerte. Momentos de mucha soledad y tristeza. Cada una de las situaciones que he vivido me han fortalecido. Tengo un espíritu irreverente, aunque siempre me he llevado bien con la autoridad. Creo en el trabajo, en la independencia que te da trabajar y crecer profesionalmente, como mujer trabajar te da mucha libertad. Hoy en día he logrado abrir empresas en otros países y darle la oportunidad a muchas personas de formar parte de este gran equipo de profesionales online. No me da miedo empezar de cero, me considero bastante competitiva. Me encanta explorar, descubrir, asumir los retos.

Siempre supe que quería estudiar comunicación social aunque por un tiempo estudié educación. La comunicación es mi vocación, lo que me apasiona, y a lo que decidí dedicarme. De pequeña me encantaba jugar a dar clases, me gusta explicar, tratar de entender a los demás y de ayudarlos. Ese proceso del aprendizaje que me hace reflexionar sobre lo que una persona logra captar o no, ¿qué le queda? ¿qué comprende? ¿cuáles son esas preguntas o dudas que surgen en ese proceso de aprendizaje y conversación? Intento mostrar otras perspectivas de la educación, quizá porque tengo ese lado creativo que me lleva a explicar las cosas de una manera diferente. Pero con seguridad ambas carreras van de la mano con lo que hago.

Estudiando educación, una de las materias que más me gustó fue “psicología para el aprendizaje”. Esta materia ha sido una herramienta valiosa para muchos aspectos en mi vida, en especial para comunicarme mejor con Carlota, mi hija, que ya tiene nueve años.

La maternidad es un proceso de evolución importante que te enriquece como persona y te deja un maravilloso legado que es conocer el amor hacia un hijo. Ser mamá sin duda es súper retador, pero también es muy bonito porque te invita a ser tu mejor versión, nadie quiere ser la peor versión para sus hijos. Yo veo a Carlota como un individuo, no como algo que me pertenezca. Aunque en este momento me necesita, yo la veo como un ser individual que merece todo mi respeto. Intento darle herramientas para que pueda ser libre, capaz de valerse por sí misma, para ello le ofrezco un entorno saludable, de bienestar y paz. Tener una autoestima sana es fundamental. Seguro fallo como mamá en algunas áreas pero siempre estoy buscando explorar, examinar esas áreas para evolucionar y ser mejor cada día. 

Agradezco cada momento duro que me ha tocado vivir. Ellos me han enseñado y dado herramientas valiosas. Lo más importante es no perder el foco, mi norte. Asumir liderazgos con la confianza de que la vida te ha preparado para los retos que enfrentas. Creo en el verbo activo “hacer”, ese verbo activo mezclado con la creatividad y el amor es una conjugación perfecta para dar resultados que ni imaginábamos. Yo me sorprendo todo el tiempo. Quiero que la vida me siga sorprendiendo y celebrar cada espacio conquistado.

El rol que cumple el amor en nuestras vidas es determinante. No concibo la vida sin el amor a lo que haces, eres y tienes. A partir de ahí se definen muchas cosas. En lo personal, ese es mi motor.