La música siempre ha sido parte de mi vida. Desde niño pasaba horas escuchando a mis artistas favoritos, ahora paso horas trabajando en mis propios temas. En la época de bachillerato, cuando mis amigos y yo empezamos a reunirnos para practicar con nuestros instrumentos, siempre asumí cada uno de los ensayos como algo muy serio. Nunca pensé en tener el reconocimiento que el grupo ha logrado hasta ahora.
Terminé la secundaria y entré en la universidad como un formalismo de vida, algo con lo que se debe cumplir. Me gradué sin dejar de dedicarle tiempo a la música durante la carrera. Fueron años de estudios y ensayos con la banda donde conseguí mi título de Ingeniero; al tiempo que bautizamos a la banda con el nombre de La Vida Bohème.
Desde el comienzo todo ha sido muy mágico. El simple hecho de tener la oportunidad de dedicarme a lo que realmente me apasiona, sin contratiempos, ni grandes decepciones, representa lo más sublime que he podido experimentar en el mundo de la música y en mi vida.
El haber tomado la decisión de mudarme de Venezuela a México, con la banda, dejando a mi familia y a tantas personas importantes, no ha significado un acontecimiento triste, todo lo contrario, haberlo hecho me llena de optimismo, energía y muchísimas ganas de hacer que la banda siga creciendo. No es desprenderme de Venezuela, es crecer para traer de vuelta al país lo que he tomado prestado de él.
El plan es mover a la gente, inspirar y trascender. Esto se logra sin temor al futuro, ya sea estando juntos o no como agrupación. En este momento estamos compartiendo y creciendo juntos, tan unidos como imanes y eso es lo más importante.