Por cuestiones del destino y a causa de un accidente perdí la visión total. Me llegué a preguntar si valía la pena seguir viviendo o no, fue difícil. Pero, me refugié en mis conocimientos académicos, tuve la oportunidad de ir a la universidad y obtener el título de médico botánico. Decidí volver a la naturaleza para reconciliarme no solo con Dios sino con mis raíces indígenas. Es una bendición tener sangre Warao en mis venas.
Gracias a mi herencia materna poseo el don de la sanación. En mi casa tengo un laboratorio en el que, combinando yerbas, preparo remedios con los que he ayudado a curar enfermedades estomacales, cardiacas, hipertensión, cáncer de la piel y muchas más. En la naturaleza está toda la perfección y belleza que uno necesita. El universo nos da las herramientas apropiadas para combatir los males que afectan a cualquier ser.
He tenido que sobrevivir a varios obstáculos. Me he enfrentado con la violencia y el maltrato a seres inocentes. Mi andar por este mundo no ha sido fácil, sin embargo, creo que cuando se tiene interés por salir adelante y si nos trazamos metas con empeño todo se puede lograr.
Doy charlas y participo en un programa de radio los sábados y domingos en las mañanas, se llama “La Botica Mundial”, en YVKE Mundial. Y también canto tango.
Soy un apasionado de la música. Me gusta cantar tangos y boleros. En un compartir de cantos con los amigos la vida me sonrió, me dio la oportunidad de encontrar a la mujer de mi vida, con la que me casé. Ella es mi canción de alegría, la luz que dejé de ver hace mucho tiempo. Su nombre es Ligia.