Desde los 17 años siempre quise hacer cine. Estudié Comunicación Social porque era como la fórmula más certera de hacer cine en Venezuela, al menos así lo veía en ese momento.
Soy comunicador, productor, diseñador gráfico, hice animación, trabajé en post-producción. Me formé más en la parte publicitaria. Sin embargo, siempre supe qué era lo que quería alcanzar. Aproveché todas las oportunidades en las que tuve ocasión de ser el Director, aún sin tener mucho conocimiento yo le decía a todo que sí y me lanzaba. Hasta que por fin decidí dar el salto por completo. No quise continuar dividido entre tantas funciones, profesiones y oficios, sino ser y hacer lo que soñaba: ser Director y mejor aún Director de cine.
Tuve como dos años de pura peladera, comiéndome un cable todo el tiempo, pero haciendo lo que me gustaba. Tenía clientes que me dejaban hacer lo que quería, aún así me sentía limitado, como era un director junior no me daban proyectos grandes, hasta que por fin, la llamada que estaba esperando un día se dio, me llamó Rafael Ponce de El Living y obtuve la oportunidad de comenzar, eso sí, poco a poco, dando a conocer mi trabajo como Director.
Lo sabroso de hacer publicidad es que estás haciendo películas todo el tiempo, claro dentro de una producción más rápida. Es como una escuela que te pone todo el día a filmar, a producir, vas creando en función de diferentes temas, propuestas. Un día haces una película de terror, otro de humor, ficción, drama, efectos especiales. Esto es como lo bueno de la publicidad, nos ha dado mucho oficio. Quizás lo malo es que llega un momento en el que dices: ok, ¿y ahora?, ¿qué voy a hacer? Porque una vez que descubres la fórmula o la manera de cómo resolver las cosas ya se te puede volver rutinario. Además yo lo que quiero es hacer cine, crear contenido para cine de ficción.
Gracias a las oportunidades que me ha dado esta empresa familiar he encontrado mi pequeño rincón para hacer cine dentro de una estructura publicitaria. ¡Ya hice mi primer corto!
Hacer cine es una experiencia alucinante, te cambia. El cine te da la oportunidad de mostrar una parte muy íntima tuya, cosa que genera mucho temor porque es exponerse como eres realmente ante los demás. Todos nos mostramos como dentro de una coraza frente a lo social. Cuando hago cine estoy buscando algo mucho más dentro de mí. Eso revela algo de mí que pudiera ser muy cruel y generar rechazo, o no. Creo que hay que sacudirse la zona de confort y tener la oportunidad de mostrar, como creador, esa parte tuya, íntima. Se vuelve como algo adictivo. Ya no quieres parar. Para mí hacer esto es la manera más cercana a la experiencia de reconocer que estoy vivo o la manera de relacionarme más con esa idea de sentir que estoy aprovechando mi vida, que estoy aportando, construyendo. Creo que hay que lanzarse. A mí me gusta escaparme de la realidad, no me gusta documentar la vida misma, me encanta la ficción, hacer historias en las que te puedas desconectar. Me gusta descubrir rarezas y situaciones no comunes. Es el ejercicio que siempre hago de contar cosas quizás con un sentido más universal pero contadas desde la rareza. Por eso me gustan mucho las películas que desdoblan la realidad, cuentan algo común narrado dentro de un contexto muy distinto.
Si algo he aprendido durante todo este tiempo, a partir de ese momento en el que decidí dar el salto, es que hay que enfocarse en una meta. ¿Qué te gusta? Si lo encuentras persíguelo. No pierdas el tiempo. Si algo te gusta, te apasiona, arriésgate a hacerlo despojándote de todo lo demás. El oficio no se hace porque tengas un talento especial, existe la capacidad de entender cosas más rápido que otros, de pronto, pero el oficio una vez que lo aprendes y lo entiendes te preguntas ahora qué hago con esto. Siempre digo algo que me ha servido a mí y es que hay que oler la sangre como el tiburón y ponerle todas las ganas, todo el hambre, si no las cosas se dilatan. Yo estaba dividido en un montón de tareas y lo que quería alcanzar avanzaba muy lento. Cuando me he ido despojando de todo lo demás para enfocarme solo en lo que realmente me llena, entonces todo ha crecido y avanzado a pasos agigantados. Hay que enfocarse en lo que uno quiere hacer. Yo me siento muy afortunado de haber encontrado tantas oportunidades de filmar, y de haber girado el timón hacia la parte del diseño, luego, la animación, hasta decidirme por el cine, tal vez, de no haberlo hecho otra sería mi historia.
Cuando uno sabe que está en lo correcto se siente feliz con la decisión que toma. Yo entendí que no puedo perder el tiempo en hacer otras cosas que no sea dirigir. Foco en lo que quieras hacer, eso ayuda a que las cosas se materialicen. Hay que oler la sangre, ¿qué es eso que te activa ese apetito? Entonces déjalo todo y ve por eso que quieres y te llena.