El Impact Hub Caracas es como una familia. Al llegar ahí te adoptan un poco, te orientan, te abren los ojos a diferentes perspectivas, y todo eso ayuda a que uno poco a poco se vaya encaminando a lo que puede ser.
La confianza y el impulso que me brindó la comunidad fue clave para pasar de ser “Ana la arquitecta” a “Ana la emprendedora social”. Me hicieron pensar en la filosofía del proyecto y sus posibilidades de crecimiento, más allá de ir a un lugar y enseñar lo que me gusta sin tener un plan de sostenibilidad a largo plazo.
Entendí que no podemos dejarnos llevar por las dificultades, exigirnos menos o quedarnos con lo pequeño. Al menos en mi ámbito de acción, nos encontramos con muchas oportunidades para desarrollar nuestro proceso educativo. Y, sobre todo, nos dimos cuenta de que los niños siguen creciendo sin importar cómo esté el país; así que la única oportunidad de intervenir un poquitico en su vida para ayudarlos a construir su futuro, es hoy. Eso hace el Impact: te hace imaginar y trascender.