Todos los días invento algo diferente. Soy innovadora en cualquier cosa que haga y por eso siempre voy a querer estudiar más, aprender, crecer e intentar conocer absolutamente todo, no una cosa específica. El solo hecho de tener este deseo abre ante mí un mundo de posibilidades y oportunidades. Me siento atada por no haber tenido, hasta ahora, la oportunidad de comenzar a realizar mi gran sueño: recorrer el mundo.
Cuando estoy sentada en mi lugar de trabajo siento que a mi alrededor hay un universo gigante que gira y me llama. El no conocer otros lugares, otras culturas, me frustra y por eso me he propuesto ahorrar cada mes, en una especie de alcancía, una parte de mi salario, con el fin de poder comprar un boleto hacia alguna parte aunque sea en bus. Tengo firme la esperanza y el propósito de poder viajar.
Desde pequeña me sentí muy limitada al ver en una pantalla a personas haciendo cosas que yo siempre he querido hacer y no he podido concretar. Yo no quiero soñar con cosas y deseos que están dentro de mí sino que quiero vivirlas, experimentarlas. Me niego a quedarme anclada o ajena a todo lo que no conozco y deseo vivir. Me he dado cuenta de que mis sueños y mis historias valen más de lo que yo creía y que alcanzarlos puede ser mucho más sencillo de lo que a veces imagino.
Lo esencial es reconocer tus sueños y compartirlos, inspirar a los demás es lo más importante. Quisiera motivar a las masas, mover a las personas y hacerlas sentir vivas. A veces mi pesimismo me hace retroceder un poco de mi sueño, esto no me permite avanzar. Pero siendo una persona que quiere inspirar estoy en la obligación de cambiar.
Mi sueño es viajar, mi meta es salir, experimentar, vivir. Contar historias a los demás como si fuera un libro de aventuras.