Aquí en el pueblo somos muy solidarios con la gente en sus momentos difíciles. Con el más necesitado. Para los que pierden un familiar y no tienen recursos o para un enfermo de cáncer que no pueda cubrir su tratamiento. Desde El Encuentro Hatillano, organizamos verbenas, rifas, actividades culturales que nos permitan ayudarlos. Cada año nos empeñamos porque se celebren todas las festividades: los reyes magos, los carnavales, la dama antañona.
Yo me veo en la necesidad de los demás. Puedo sentir lo que ellos sienten, porque yo lo viví. Yo veía cómo mi mamá tenía que trabajar muy duro para darnos un estreno de ropa que no nos podía faltar en Navidad, Año Nuevo y la Candelaria, porque ella celebraba ese día también.
Me pregunto: ¿Por qué no vemos al otro? ¿Por qué no andar a pie para poder palpar la necesidad del otro?, para entender qué hay en ellos que no les deja evolucionar. ¿Por qué nos encerramos en una oficina cuando llegamos a ser alguien?
Yo veo detrás del necesitado a personas faltas de amor, de cariño, de fe. Creen que porque están pobres no pueden lograrlo. Y no ven que eso no es así. Porque la humildad es una cosa, pero el empeño que tú le pongas por lograr algo, es otra.
Veo que muchos se dan por vencidos, no creen que sí pueden hacerlo, cuando en verdad todos podemos, siempre que seamos constantes, optimistas, que perseveremos y creamos en que sí podemos ser la persona que queremos ser. Si me preguntan ¿Cómo? Pues, no lo sabemos, pero siempre hay algo que podemos hacer. Además nadie nació aprendido, siempre hay algo por conocer. Para mí ésta ha sido una enseñanza de la vida misma, del día a día.