Veía el fútbol en la televisión con mi familia, más el de chicos que el de chicas, porque el fútbol femenino no sale mucho en televisión. Un día vi a mi prima jugar con su amiga en el campo, les pregunté si podía entrar y me dijeron que no, que primero tenía que inscribirme y comenzar a entrenar para poder jugar. Comencé y me gustó.
No tenía tacos, no sabía qué era eso. En el primer juego que tuve me pusieron a hacer un tiro libre y aunque tenía miedo, ese fue mi primer gol. ¡Fue un golazo!, todos se pusieron a gritar por mí y me sentí demasiado bien, me abrazaron y hasta me alzaron. He ido a otros juegos, he jugado finales, he hecho goles y me han dicho que soy una ganadora.
En el campo de fútbol conocí a mis mejores amigos, ahí fue donde comencé a jugar, por eso es mi lugar favorito. Desde que mi papá se fue siempre me quedaba encerrada o jugaba con mis amigos en la cancha.
Mi papá está en la cárcel. Me dijeron que lo habían culpado de algo… Los que estaban con él se fueron y lo dejaron solo. La policía llegó, mi papá estaba todo lleno de sangre y se lo llevaron.
Ya tiene seis meses y no lo he visto más. Hablo con él por teléfono. Me apoya en el fútbol. Lo extraño. Antes vivía con él y mi mamá. Compartía con ellos, jugábamos juntos, salíamos a pasear con mi hermana… Recuerdo cuando íbamos a la playa en familia, nos montábamos en las lanchas, todos se tiraban en el agua, se montaban unos encima de otros y comenzaban a jugar a hacer guerras. Sin mi papá me siento rara. No hago las cosas que hacía antes.
Ahora me llevo a mi hermanita para todos lados. La admiro, es muy inteligente y agradable. Somos muy unidas y compartimos todo, siempre será mi hermana chiquita y siempre la voy a querer.
Él no es mi papá de verdad, pero cuando nací él me crio como si lo fuera. Mi papá de verdad me pasa por un lado y como si nada, yo tampoco lo saludo ni le pido la bendición. Tengo algún recuerdo viviendo con él en una casa chiquita con un cuarto y un baño, pero no me gustaba.
A mi abuelo le cuento todo, me pregunta cómo voy en las clases, en la danza, en el fútbol. Me apoya. Cuando estoy castigada le dice a mi abuela y a mi mamá que me dejen ir, que el fútbol es bueno para mí.
Le dije a mi mamá que cuando tuviera mi cuarto iba a poner una pancarta que hice diciendo “Fútbol Femenino”, con fotos de niñas de fútbol y corazones. Ella me dice cosas bonitas, que soy una gran futbolista y que tendré un gran futuro. Tengo medallas que me he ganado, algunos reconocimientos que me dieron y camisas de fútbol como una que tengo con algunos autógrafos de las chicas de la Vinotinto que una vez vinieron a jugar con nosotras.
Deyna Castellanos es la que me inspira a jugar fútbol. Ella ayuda a los que la necesitan con comida o zapatos, admiro que sea una buena jugadora y una buena persona. Siempre he querido ser capitana, como ella.
Hago danza y también voy a competencias. Hacemos bailes de hip-hop y otras cosas. A veces tengo una presentación y un partido de fútbol y no sé a cuál de las dos ir, es difícil, las dos me gustan, pero le dedico más al fútbol que a la danza porque me apasiona mucho. Siempre he dicho que cuando me toque decidir, escogeré el fútbol.
Sueño con ser profesional y tener un equipo, un uniforme, representar a Venezuela y también a otros países. Me gustaría estudiar Odontología para ayudar a los niños que tengan los dientes partidos, les diría a mis pacientes, cuando vayan a consulta, que apoyen al Fútbol Femenino.
En mi escuela me escogieron como Delegada, soy la líder del salón, mis compañeros me respetan y yo a ellos. Las futbolistas se comportan bien, son decentes, nunca he escuchado a una deportista diciendo groserías y menos en una cancha. En el fútbol hay que apoyarse. Nos ayudamos unos a otros, si no tienes tacos, alguien te los presta para que puedas jugar.
El fútbol es todo para mí. Siendo yo misma me siento bien.