Hace quince años Oswaldo Guillén me salvó del “purgatorio”. Él y su esposa son mis padrinos de bautizo. Me montaron una sorpresa a los 45 años y terminé un 25 de diciembre en la iglesia.
Un buen día Guillén y su esposa se enteraron de que no me había bautizado: “¡cómo es posible que Tortuga no se ha bautizado!” Entonces prepararon la ceremonia secreta y un fiestón en la playa. Yo no sabía nada, al llegar me dijeron: “prepárate Tortuga que nos vamos para la iglesia”. La verdad que no entendía qué estaba pasando, yo salí normalito, vestido como de costumbre, eso sí, con mi gorrita puesta. Me sorprendió verlos a todos arreglados con camisas blancas y hasta zapatos de patente. Y bueno, no había más qué decir. A uno se le pone el corazón como una pasa cuando uno entiende que una buena persona como Guillén y su esposa te hagan semejante regalo.
Ellos son mis amigos y lo digo con orgullo, no por ser Oswaldo Guillén, sino, simplemente, por ser el humano, el amigo. Para mí, mis amigos siempre son algo muy especial, sin embargo, no sé cómo definir la amistad. Al final me dije, no pierdo nada y lo están haciendo con tan buena nota. Me lo tomé como una joda. Soy ateo, lo más cómico es que al año siguiente de mi bautizo me convertí en padrino de tres personas de esa hermosa familia. Ahora tengo 24 ahijados: 13 varones y 11 hembras.
El sobrenombre de ‘Tortuga’ me lo pusieron mis amigos del liceo porque decían que yo me parecía a una tortuga, y que hasta bailaba como una tortuga, debe ser por la postura. Entonces lo agarraron de chalequeo y así me quedé. Así me conoce todo el mundo. En mi casa tengo una gran colección de figuras de tortugas que me han regalado o que yo he comprado, son de todos los tipos, formas, tamaños y colores que te puedas imaginar, donde camines ahí te encuentras una.
Otra persona importante en mi vida ha sido ‘Graterolacho’, conocerlo marcó un antes y un después. Él se convirtió en mi papá profesional.
Al principio, estuve redactando para Radio Capital y cada tres sábados a uno le tocaba una guardia de 12 horas. Cada vez que no me tocaba, ese viernes anterior escribía unos versitos burlándome del que le tocaba hacer la guardia. Y esos versitos, sin yo saber, empezó a leerlos al aire Juan Manuel La Guardia, que todavía no era el ‘Sargento Full Chola’.
Cuando empezó “Full Chola” yo le escribía junto con ‘Lumute’. Después vino el programa de radio de Orlando Urdaneta, donde fui guionista. Hasta que un día llegó la sorpresa: recibí una llamada, era ‘Graterolacho’ que me invitó a comer. Ahí empezó mi segunda carrera: la publicidad.
Fui libretista en “El Camaleón” de Joselo, de Marianela Salazar, del Conde del Guácharo, hasta trabajé con Simón Díaz.
Convivir con Graterolacho era muy especial porque cualquier día llegaba a la oficina María Teresa Chacín y se ponía a cantar, ahí tuve oportunidad de conocer a mucha gente.
Actualmente trabajo para los Tiburones de La Guaira. Ya llevo doce años trabajando con ellos. Empecé en el área deportiva, en mi primer carnet no sabían ni qué cargo ponerme. Ahora soy el jefe de prensa del equipo. Por cierto que, los nuevos dueños del equipo valoraron mucho que yo les hubiera presentado a Oswaldo Guillén. Él fue el primer venezolano en ser manager campeón en las Grandes Ligas y ahora será el manager de los Tiburones de La Guaira.