En la casa siempre me dicen que para qué me fui por el fútbol si todos mis hermanos juegan es básquet, pero yo les respondo: ¡Porque me gustó más el fútbol pues! Es lo que más me hace feliz. No sé ni cómo empezó, recuerdo que una vez pasé por casa de un amigo y me invitaron a jugar, de ahí es que me empezó a gustar.

No puedo vivir fuera de una cancha. Es el lugar donde más me gusta estar. Me siento bien, me siento más cómodo. Si voy al centro comercial me puedo divertir un rato, pero no me gusta estar tanto tiempo. Soy de esas personas que si no está en la cancha prefiere estar encerrado en su casa.

A veces cuando salgo por mi zona y veo gente haciendo cosas malas eso no me gusta. Tenemos canchas, pero hay otras partes que son peligrosas y quisiera que no estuvieran allí, que no existieran. Igual, yo no le paro a eso. Salgo viendo pa´lante y no volteo pa´trás. Como dice mi mamá: “Hay que echar pa’ lante y no pensar en nada de eso”. Siempre me insiste en que me gradúe y que nunca me aleje de las buenas personas que encontré en el fútbol.

Mi entrenador Jesús siempre dice la frase: “La vida nos hizo amigos y el fútbol nos hizo hermanos”. Aquí tenemos que trabajar en conjunto. Aprendemos a no decir malas palabras y a tener disciplina. Una sola vez un amigo llegó a la práctica con una pistola y el entrenador le dijo que no lo quería ver más. Con el pasar del tiempo el chamo fue dejando eso y ahora es uno de los mejores porteros que he conocido. El fútbol nos ayuda a ser una mejor persona en el mundo.

Me han pasado muchas cosas difíciles, pero después se me han dado bien. Para llegar a las prácticas tengo que agarrar dos camionetas. A veces no me da chance de ir todos los días porque los lunes y miércoles salgo en la tarde del liceo. Mi cole no está tan cerca de la casa, estudio en Los Dos Caminos y vivo en el barrio José Félix Ribas, siempre voy corriendo pero me gusta combinar las dos cosas.

También tengo una molestia en el muslo. Dicen que tengo un músculo montado. Me curo eso poniéndome hielo y unas vendas. Eso fue porque hace unas semanas jugamos contra las niñas y una de ellas me lesionó. Me metió un rodillazo en la pierna y de paso quedamos empatados.

Jesús nos enseñó a darle dos toques a la pelota y pasarla al otro, pero a veces eso se me hace un poco difícil. Me concentro tanto en el juego que la dejo solo para mí. Mis amigos me dicen que la suelte un poquitico pero que cuando sea necesario que yo la tenga, ¡que ni la suelte!

Mi jugada favorita es cuando uno saca del córner y le da un toquecito. Viene otro, como si la fuera a patear, pero de repente llega un compañero corriendo más rápido y se la lleva. Es como una distracción. La gente se queda loca esperando la patada. En el equipo somos tranquilos, pero cuando nos conviene… porque en la competencia no somos así. Nos gusta mucho ganar.

En el partido me siento un poquitico angustiado. Me da miedo fallar y que nos quiten la pelota, pero si no hago gol no pienso más en eso y sigo. Cuando ganamos me da una emoción demasiado grande. Me siento bien cuando veo que ayudé a mi equipo a ganar y que el triunfo lo tenemos todos en conjunto.

Queremos llegar a jugar en la Vinotinto y que nos saquen del país para jugar en otros clubes. Una vez conocimos a Dudamel, el Director Técnico, y nos dijo que echáramos pa´lante y que en poco tiempo nos veríamos otra vez. Siempre sueño con eso, es que de verdad sueño en jugar con la Vinotinto. Me he visto hasta con la camisa. ¡Me sentiría muy bien!

En el Fratelsa ique nos quieren sacar en junio para España donde nos vamos a encontrar con el Atlético de Madrid. Sería fino. Estoy emocionado por eso. Solo me falta la ropa, los papeles ya están por hacerse. Aunque bueno, para jugar lo que necesito son medias y zapatos, y con los que tengo he metido bastantes goles...