Con mi trabajo contribuyo a mejorar la calidad de vida de mi familia.
Trabajé como policía y lo digo con orgullo, sentir que puedo servir y ser útil eso me llena mucho. Fue un trabajo que me gustó y hoy recuerdo con cariño. Nos motivaban a estudiar para ir ascendiendo. En esa época fui perezoso y perdí mucho tiempo. Pero cuando conocí a Mara, mi esposa, su dedicación me motivó a terminar mi carrera de administración. Fue una decisión difícil dejar la policía, pero hoy no me arrepiento porque la vida de mi familia cambió. Junto a mi esposa podemos darles a nuestros dos hijos una buena educación y la posibilidad de que crezcan sanos y tranquilos.
Aprendo de los nuevos retos que me plantea la vida, los asumo con entusiasmo y no me dejo limitar por nada. Las dificultades las asumo como oportunidades de crecimiento y aprendizaje. Acepto los retos. No le temo al cambio. Yo mismo soy y estoy para lo que me necesiten. Mis compañeros de trabajo me dicen Capitán América, a donde alguien necesite de mi apoyo ahí estoy y estaré siempre.
Todo lo que he vivido ha valido la pena, hoy día estoy cosechando lo que sembré. De hecho, me gustaría sacar la carrera de Contaduría Pública en el futuro. Y para hacer este sueño realidad ya ando dando mis pasos averiguando todo lo necesario para comenzar a estudiar apenas toque hacerlo.
Si pudiera transformarme en algo me convertiría en un elefante, uno de mis hijos los idolatra. Lo haría para que él se sienta aún más orgulloso de mí y sonría como cuando vemos a los elefantes en el zoológico.