Bien tempranito, de Carúpano a Paria, descubrimos a una comunidad que trabaja para mantenerse firme, resistiendo juntos las adversidades del día a día, enfrentados a una situación de país que toca resolver para vivir: la escasez, la inseguridad, un sistema de educación y una atención sanitaria prácticamente inexistentes. Una situación política y económica que va levantando muros de desconfianza, miedo y desesperación. 

Cada quien desde su espacio trata de reinventarse, crear a partir de lo que saben y  tienen. Hombres y mujeres se esfuerzan por mantener el equilibrio, defender sus valores, sus raíces, su cultura. Proteger su identidad, sus convicciones. Son capaces de reestructurar todo con el fin de no dejarse vencer por las circunstancias yendo más allá de sus limitaciones. Se vuelven innovadores, reconocen sus capacidades y logran emprender proyectos que abren compuertas de posibilidades.

Inspirados o sostenidos por una motivación particular: la de construir la casa que abrigará a su familia, el que trabaja la madera con la precisión de un ebanista y artesano, quien se esmera por endulzar los paladares, o quien se empeña por querer mostrar al mundo, desde su cámara, los lugares más hermosos de Paria y su gente, son cada una de estas personas entre muchos otros, seres anónimos, extraordinarios, quienes hacen posible que uno encuentre una razón para no desistir y seguir luchando por este hermoso país.

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